Antes de tirar un embalaje, bien merece la pena darle una utilidad didáctica. La geometría del embalaje permite medir magnitudes de manera directa y calcular otras magnitudes indirectas (áreas laterales y área de las bases, volumen, diagonales, etcètera). El diseño del despliegue, visto desde el punto de vista inverso, incluso puede hacernos aprender cómo plegar el embalaje —en el caso de la figura, un prisma recto de base cuadrada— sin tener que utilizar adhesivos o grapas, y por tanto, prestando atención a los encajes de pestaña. Por cierto, una vez desplegado el embalaje, constituye un pequeño rompecabezas el volver a plegarla, para que las pestañas ajusten correctamente, tal como ha sido diseñada, y la caja tenga la solidez necesaria. Un problema de cálculo interesante consiste en determinar la máxima longitud de una varilla rígida que pueda colocarse dentro del embalaje plegado (de la caja), para, después, comprobarlo experimentalmente. Más adelante, en el Bachillerato, también es interesante manejar estos objetos para poder resolver problemas de optimización, fijado el valor de una cierta magnitud: capacidad del embalaje, por ejemplo.
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